Plutarco: Consejos para alcanzar la Paz del Alma

¿Cómo alcanzar la Paz del Alma según Plutarco?


Plutarco de Queronea, célebre filósofo e historiador, escribió un tratado conocido como "Sobre la Paz del Alma" (Perì euthymias), el cual tiene como finalidad, explicar a través de pautas y guías, cómo el hombre, puede alcanzar la paz del alma. Por supuesto, este artículo tratará de sintetizar las ideas de Plutarco. Cabe agregar que Plutarco está influenciado principalmente en los peripatéticos, con los cuales Plutarco comparte ideas similares, siendo que concuerda en que la virtud ética es el resultado de un justo medio: «Hacer nacer las virtudes éticas que no son carencia de pasión, sino proporción y término medio de las pasiones.» (De la Virtud Moral, Plutarco). Se percibe también una influencia de la obra perdida de Demócrito, que comparte el mismo título con la obra de Plutarco,

Recomendando encarecidamente no limitarse a este artículo, sino sumergirse en la obra completa de Plutarco, ya que este libro se revela como una valiosa herramienta práctica para aquellos interesados en el camino hacia la virtud.

1. Primer Consejo: Sacar lo conveniente de las situaciones.

El primer gran consejo que nos brinda este tratado, es buscar la sensatez, hemos de sacar lo conveniente y útil de cada cosa que nos da la fortuna. Ésta es indiferente a nosotros y no depende de nosotros lo que nos depare, sin embargo, sí podemos decidir cómo aprovechar y encauzar lo que recibimos. Plutarco, pone de ejemplo a Diógenes el cínico, el cual después del destierro, (una situación inevitable y motivo de deshonra para algunos) comenzó a filosofar. Así, la fortuna puede ser moldeada y se pueden extraer cosas valiosas incluso de circunstancias adversas.

En ese sentido, Plutarco menciona: «La sensatez hace a la propia vida a un tiempo la mejor y la más dulce. Por eso, purifiquemos la fuente de la paz del alma que existe en nosotros mismos, para que también las cosas externas concuerden como familiares y amigas, si no las usamos difícilmente: No debemos irritarnos contra las cosas; a ellas nada les importa. Pero quien encuentra cómo situarlas correctamente, vivirá feliz.»

De ahí que Plutarco mencioné en otro tratado suyo, titulado como "De la Virtud y el Vicio" que el filósofo vive feliz en cualquier circunstancia y pasa la vida con gusto con cualquier cosa, independientemente de lo que le suceda.

Además, Plutarco sugiere que aquellos que poseen riquezas, fama o poder disfrutarán más de tales bienes cuando no temen perderlos. Si anhelamos vehementemente la riqueza, la fama o el poder, nuestra felicidad se volverá inestable, pues temeremos perderlos. En cambio, si adoptamos una mirada positiva incluso hacia su opuesto, podremos disfrutar de tales bienes con mayor plenitud.

Asimismo, Plutarco recomienda tomar como modelos a figuras célebres que han experimentado situaciones similares a las nuestras y han mantenido la serenidad e imperturbabilidad. Así, en la pobreza, pérdida de objetos valiosos, seres queridos o destierro, podemos recordar las historias de Diógenes, Estilpón o Zenón.

Esto, me recuerda a aquella máxima de Cicerón en su libro "Tusculanas": «Es en efecto útil, para persuadir de que se deben y se pueden soportar los males acontecidos, la enumeración de aquellos que los sobrellevaron.»


2. Segundo Consejo: No centrarse sólo en lo perdido.

Centrase en lo perdido, según Plutarco, no conduce a la paz del alma. Por el contrario, es necesario aprender a valorar lo que tenemos sin lamentarse por alguna cosa de la fortuna. La gratitud se convierte en un sentimiento fundamental para alcanzar la serenidad interior, ya que al recordar cuánto desearían estar en nuestra posición las personas menos afortunadas, disfrutamos aún más de nuestros bienes presentes. En otras palabras, es esencial combinar lo negativo que nos acontece con lo positivo, teniendo en cuenta nuestros bienes actuales.

Por supuesto, tampoco debemos magnificar excesivamente estos bienes ni temblar ante la posibilidad de perderlos, como si resultase algo supremamente valioso. Sin embargo, tampoco debemos despreciarlos, sino disfrutarlos para suavizar la eventual pérdida, si llegara a ocurrir. No es que estos bienes nos otorguen valor por poseerlos o nos lo quiten al no tenerlos, sino que debemos aprender a gozarlos plenamente.

Cómo afirmó Plutarco: «¿Por qué examinas tu propio mal, hombre bendito, y lo haces de continuo claro y evidente, y no pones tu pensamiento en los bienes actuales?»


3. Tercer consejo: No tener envidia.

Demócrito siglos antes afirmó: «El envidioso se atormenta a sí mismo como a un enemigo.» Plutarco de igual manera, menciona que la envidia es causante de tristeza y perturbacion inmoderada, habría que recordar que uno ha de conocerse a sí mismo, y luego, poder utilizar aquello en lo que uno es bueno, sin pretender elvidiar a los demás porque son mejores que uno en alguna cosa en específico. Así, Plutarco considera que hasta los patricios consideran cómo afortunados a los comediantes.


4. Cuarto Consejo: Preparación a lo perdido.

Este cuarto consejo nos recuerda fácilmente al Premeditatum Malorum, práctica bastante conocida en el Estoicismo, y de la cual parece que Plutarco se basó, a pesar de que en ocasiones mostró cierto desprecio al Estoicismo. Ciertamente, Plutarco nos confirma que lo inesperado es causa de la tristeza y desánimo, pero, si en cambio nosotros ya estamos preparados a lo que podría ocurrir en el futuro, nos libraremos de estas pasiones.

Por tanto, debemos evitar sorprendernos ante los acontecimientos y, en su lugar, considerar previamente que nuestros seres queridos son mortales, sujetos a enfermedades, o que nuestras riquezas, al igual que cualquier objeto físico, pueden ser robadas o perdidas. De hecho, esta idea puede aplicarse a diversas situaciones, permitiéndonos anticiparnos a ellas.

Plutarco expone: «Contra las cosas que parecen entristecer por naturaleza, como enfermedades, sufrimientos, muertes de amigos o de hijos, está aquel famoso verso de Eurípides: ¡Ay de mí! ¿Por qué ay? Estamos sufriendo lo propio de los mortales.»


5. Quinto Consejo: Los bienes máximos.

Es cierto que algunos pueden pensar que la naturaleza no nos brinda nada realmente valioso, como si pudiéramos perder algo con los bienes menores. No obstante, existen bienes máximos que son imperecederos y de gran valor, tales como las opiniones útiles, el conocimiento y los razonamientos arraigados en la virtud.

El ejemplo de Sócrates es ilustrativo, pues a pesar de que Ánito y Meleto podrían quitarle la vida, sin embargo no pueden hacerle daño, ya que la fortuna puede rodearse se enfermedad o quitarnos nuestros bienes, pero no puede hacernos hombres malos. En ese sentido, es posible perder el miedo a la muerte, cómo ha afirmado Plutarco: «Quien comprende de algún modo la naturaleza del alma y reflexiona en que su cambio en la muerte es para mejor o al menos para nada peor, tiene su ausencia de temor ante la muerte como no pequeño viático de serenidad ante la vida. A quien puede vivir placenteramente mientras domina la parte grata y propia y despedirse sin temor, cuando predomina lo ajeno y contra naturaleza, diciendo: la divinidad misma me librará, cuando yo quiera, ¿qué dificultad, qué desagrado o qué perturbación pensaríamos que pueda afectarle?»

En este sentido, Plutarco sostiene que el hombre prudente, ante una situación adversa, podrá sortearla con habilidad y sabiduría, como un experimentado piloto en alta mar, ya que sabe calmar la parte corporal de sí mismo:

«El alma que se ejercita en imaginar enfermedad, sufrimiento y destierro y se fuerza en su razonamiento ante cada uno de ellos hallará mucha falsedad, vaciedad y corrupción en lo que parece difícil y temible, como muestra la razón en cada caso.»


6. Sexto Consejo: Proceder con justicia.

Es fundamental evitar pensar que nunca experimentaremos situaciones adversas o que la fortuna nunca nos arrebatará algunos de nuestros bienes. Estos eventos escapan a nuestro control, pero sí podemos decidir ser personas virtuosas y actuar con rectitud.

Plutarco advierte que cometer acciones atroces solo genera problemas en nuestra conciencia, ya que el remordimiento se convierte en una herida en el alma. Para alcanzar la paz del alma, es imperativo actuar con virtud a lo largo de la vida.

Cómo dijo Plutarco: «Pues la razón suprime las demás penas, pero suscita ella misma el arrepentimiento porque el alma siente remordimiento en medio de la vergüenza y se castiga a sí misma.»

En consecuencia, ¿cómo podrían la abundancia de oro o la grandeza del poder brindarnos la paz que otorga un alma libre de malos propósitos? Los insensatos son atormentados constantemente por la memoria de sus acciones, mientras que los virtuosos encuentran alegría y satisfacción eterna en los recuerdos de sus buenas acciones. Por lo tanto, el premio de la justicia, tal como expresó Demócrito siglos atrás, es la seguridad de la conciencia y la tranquilidad del ánimo, mientras que la injusticia conlleva desdicha.


Conclusión:

Así concluye el tratado "Sobre la paz del alma" de Plutarco, un tesoro de sabiduría que nos guía hacia la serenidad interior, animándonos a extraer lo valioso de cada circunstancia, valorando lo que tenemos, evitar la envidia, prepararnos para los desafíos, y proceder con virtud en la vida. Siguiendo estos consejos, alcanzaremos la paz que anhelamos y viviremos una vida plena y serena.

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